Guía de supervivencia en Seguros (Autos y Hogar): el precio no lo es todo
A la hora de contratar un seguro, como los de autos u hogar, hay que tener en cuenta muchos factores. Más que dejarse deslumbrar por un precio atractivo, otros factores como las coberturas y el servicio que presta la compañía deben ser tenidos muy en cuenta a la hora de la decisión.
“No todo lo que brilla es oro”, dicho popular que se puede traducir por “el precio no lo es todo”. Quizá sea una frase muy utilizada, pero cada día deberíamos tenerla como una premisa de referencia a la hora de contratar un servicio o adquirir cualquier bien. En el caso de los seguros, en efecto, el precio es una parte más. ¿Importante? Sí…pero hay otros factores de iguales o mayor relevancia. Destacamos a continuación esos factores y algunos ejemplos de casos habituales.
1. El engañoso encanto del precio bajo
Imaginémonos en un mercado de antigüedades. Vemos un reloj de bolsillo, brillante y reluciente, a un precio irrisorio. ¿Qué hacemos? ¿Lo compramos sin más? No, ¿verdad? Sabemos que la verdadera calidad no se mide solo por el brillo superficial. Lo mismo ocurre con los seguros.
Ejemplo: Contratas un seguro de auto porque su prima es la más baja que has visto. Pero, ¿qué sucede cuando llega el momento de dar parte de un siniestro? Descubres que las coberturas son mínimas y las exclusiones, extensas. El precio bajo se convierte en un espejismo.
2. La importancia de las coberturas y exclusiones
Los seguros no son solo números en una factura. Son un pacto de protección. Las coberturas determinan qué está incluido y qué no. Las exclusiones, por otro lado, especifican lo que no cubre el seguro. No te dejes deslumbrar solo por el precio; examina detenidamente estas cláusulas.
Ejemplo: Imagina que tienes un seguro de hogar económico. Un día, tienes un pico de tensión eléctrica que provoca que un electrodoméstico con 5 años de antigüedad deje de funcionar. Pero, ¡oh sorpresa!, la póliza me paga considerando una depreciación importante o me limita mucho esa indemnización de tal manera que tendré que poner la mayor parte de mi dinero para comprar otro electrodoméstico. El precio bajo no te consuela cuando ves tus recuerdos calcinados.
3. El valor de la asistencia y el servicio al cliente
Un seguro no es solo un papel en tu cajón. Es un respaldo en momentos críticos que, además, suelen provocar mucho estrés emocional. ¿Qué sucede cuando tienes un accidente de auto o una fuga de agua en casa? La asistencia y el servicio al cliente son cruciales. No sacrifiques calidad por precio.
Ejemplo: Contratas un seguro de auto barato. Luego, sufres un accidente. Pero la compañía no responde, el proceso es lento y la atención, deficiente. El precio no compensa la angustia.
4. La evaluación del riesgo y la prima adecuada
Las aseguradoras evalúan riesgos en la actividad de sus clientes. Tu historial de conducción, la ubicación de tu hogar, la antigüedad del vehículo: todo influye en la prima. Una prima adecuada refleja la realidad del riesgo por un precio justo. No te dejes seducir por primas excesivamente bajas.
Ejemplo: Optas por un seguro de auto con una prima mínima. Pero, al tener varios accidentes, la compañía te sube la prima drásticamente. El precio inicial no era realista.
5. La responsabilidad civil y la tranquilidad familiar
Un buen seguro no solo protege tus bienes, sino también tu responsabilidad ante terceros. La tranquilidad de saber que estás cubierto en caso de daños a otros trasciende con creces la prima que pagas. No lo sacrifiques por un precio tentador.
Ejemplo: Contratas un seguro de responsabilidad civil mínimo. Un día, tienes un percance que implica daños personales o materiales cuantiosos y te enfrentas a una demanda millonaria. El precio bajo no te protege de la ruina financiera.
En conclusión, no mires solo el precio. “La prudencia es el faro que guía al navegante en el mar incierto de los riesgos”.