La planificación previsional, clave ante la reforma del sistema de pensiones
La reciente reforma de las pensiones trata de ajustar el modelo a la realidad actual, pero no termina de despejar la incógnita sobre la sostenibilidad del sistema. Por tanto, se hace más necesaria aún una planificación financiera para la vejez que asegure la tranquilidad.
El Consejo de Ministros aprobó el pasado 16 de marzo el Real Decreto-Ley 2/23 de Medidas Urgentes para la Ampliación de Derechos de los Pensionistas, la Reducción de la Brecha de Género y el Establecimiento de un Nuevo Marco de Sostenibilidad del Sistema Público de Pensiones.
Esta segunda fase de la reforma está en vigor desde el 1 de abril, aunque algunas de las medidas irán desplegándose a lo largo del año y las principales, a partir de 2024 y de manera escalonada.
Así a partir de 2026, podremos jubilarnos eligiendo el sistema de cómputo de la pensión más beneficioso, entre la fórmula actual de los últimos 25 años cotizados o el nuevo modelo, que se implantará escalonadamente durante 12 años y que posibilitará, cuando esté completamente desplegado, contar los mejores 27 años dentro de los últimos 29 cotizados. La Seguridad Social aplicará de oficio esta regla.
Una de las novedades de esta reforma es que duplica la cotización asociada al Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI); a partir de 2024 crecerá una décima cada año hasta alcanzar 1,2 puntos porcentuales en 2029. Este mecanismo, en vigor desde el 1 de enero de 2023, supone ahora un extra de cotización del 0,6% (el 0,5% lo paga la empresa y el 0,1% el trabajador).
El objetivo del MEI es incrementar el Fondo de Reserva de la Seguridad Social, por lo que esta cuota no podrá ser objeto de bonificación, reducción, exención o deducción alguna. Podrá mantenerse, es caso de ser necesario, esta sobre cotización del 1,2% durante las dos próximas décadas. La reforma introduce una novedad relevante, pues esta sobre cuota del MEI podrá aumentar, de manera automática, si el gasto en pensiones sobrepasa el 15% del PIB.
Otra de las novedades que trae consigo esta reforma es la creación de la denominada cuota de solidaridad, una cotización extra que pagarán los trabajadores cuyo sueldo supere la base máxima de cotización en cada año. Se trata de una cuota extra progresiva, en función de la parte de salario que exceda del tope anual. ¿Cómo funcionará?:
- A partir de 2025, se aplicará una cotización extra del 0,92% a salarios que vayan de la base máxima a un 10% superior. El siguiente tramo, que irá desde el 10,1% más de la base máxima hasta el 50%, sufrirá una cuota del 1%. Por último, los salarios por encima del 50% de la base máxima pagarán un extra del 1,17%.
- Desde 2045, año en el que la cuota estará desplegada al completo, el primer tramo de ingresos tendrá una cuota extraordinaria del 5,5%, mientras que al segundo tramo se le aplicará un tipo del 6%, y al tercero, es decir, sueldos superiores a los 90.000 euros, soportarán una cuota de solidaridad extra del 7%.
Por tanto, entre los años 2024 y 2065 se producirá el destope de las bases máximas de cotización a la Seguridad Social, así como de la pensión máxima que se puede cobrar en España cada año. Sin embargo; el ritmo al que se realizarán dichos destopes es muy distinto.
La consecuencia es que los trabajadores con salarios superiores al máximo empezarán a pagar más y muy deprisa, mientras que los beneficios en sus pensiones llegarán de forma más lenta y en menor medida.
– Entre los años 2024 y 2050, las bases máximas de cotización subirán anualmente con el IPC más una cuantía fija de 1,2 puntos. Esto implicará un aumento acumulado del 38% hasta 2050.
– La pensión máxima inicial desde 2025 será la cuantía máxima fijada para las pensiones del sistema el año anterior, esto es, en función del IPC medio anual, más un incremento adicional de 0,115 puntos porcentuales acumulativos cada año hasta 2050, lo que supondrá un alza aproximada del 3% en ese periodo. Al final del periodo, en 2065, la pensión máxima haya subido de manera acumulada un 20%.
Existen diferentes mecanismos que nos permiten incrementar nuestros ahorros a largo plazo para construir una solución alternativa en función de nuestras necesidades y objetivos financieros. De ahí que la planificación previsional en manos de un gestor profesional sea la mejor garantía de bienestar futuro.