Asesoramiento y finanzas

ETF y fondos indexados, dos alternativas de gestión pasiva que diversifican riesgo al replicar el rendimiento conjunto de índices

Escrito por: BancaMarch
Publicado: 16 mayo 2025
Tiempo de lectura:

En el planteamiento de una estrategia de inversión, una de las soluciones por las que se puede optar va a la par con la marcha de los mercados, en su evolución, volatilidad o riesgo. Es lo que se conoce como gestión pasiva, cuyos máximos exponentes son los fondos indexados y los ETF (fondos cotizados). Explicamos a continuación las características  de este tipo de soluciones de inversión.

A simple vista, puede considerarse la gestión pasiva como una solución adecuada para aquellos inversores que, con una visión a largo plazo especialmente para la renta variable, confían en la evolución positiva gradual de los mercados. Es una tendencia demostrada a lo largo de la historia, aunque no ha estado exenta de momentos críticos en los que los índices han tenido un mal comportamiento o han experimentado una gran volatilidad.

Más simplicidad

La gestión pasiva también destaca por su mayor simplicidad, y por lo que supone de diversificación al apostarse por el conjunto de las compañías que componen el índice o por una representación sectorial y proporcional de dichas compañías, y no exclusivamente por acciones de determinadas empresas que concentrarían el riesgo solo en ellas

La gestión pasiva que replica el rendimiento del mercado -por ejemplo, índices como el S&P 500, Euro Stoxx 50 o MSCI World, en renta variable, o mercados de renta fija, materias primas o sectores – estaría, por tanto, más alejada de ese enfoque que supone la gestión activa, que busca aprovechar momentos de volatilidad y necesita de mayor trabajo y seguimiento para identificar oportunidades puntuales.

En este último caso de la gestión activa, el riesgo puede ser mayor si no se cumplen las expectativas o se concentra la inversión en valores específicos, aunque también cabe recordar que la rentabilidad será más alta si la decisión resulta ganadora en la medida que supera las previsiones iniciales basadas en resultados previos, estudios y análisis.

En cualquier caso, ambas alternativas pueden situarse en cuanto a nivel de riesgo por encima de soluciones que ofrecen garantías para el capital y una remuneración baja, pero asegurada por contrato o por el Fondo de Garantía, como los depósitos.

Explicamos a continuación dos de las soluciones más típicas de inversión colectiva, dentro de lo que hemos definido como gestión pasiva: los ETFs y los fondos indexados.

ETFs, fondos que se pueden negociar como acciones

Los ETF (Exchange Traded Funds, fondos cotizados en bolsa) son fondos que, con una composición que se conoce de forma pública y transparente, replican el comportamiento de los principales índices o de otros menos conocidos y tienen la peculiaridad de que se pueden negociar en tiempo real en los mercados igual que con las acciones individuales de compañías cotizadas. Además, permiten la opción de imitar el comportamiento del índice; su inversa, es decir, apuesta por un peor comportamiento del índice; o apalancada, que multiplica por un factor la evolución de dicho índice.

El precio del ETF será el que esté en vigor en el momento del día en que se formalice la operación de compra o venta. Por tanto, la característica de liquidez es una de sus principales virtudes.

Fondos indexados, con opción de traspaso

Como los ETF, los fondos indexados replican el comportamiento de un índice de referencia determinado, pero a diferencia de aquellos, no cotizan en tiempo real sino que solo se puede comprar o vender una vez al día. Su precio solo se conocerá a cierre de mercado.

Una de las principales diferencias con respecto a los ETF, aparte de las diferentes comisiones, se deriva de su tratamiento fiscal. Con los ETFs, con cada operación de venta hay que tributar por las ganancias, mientras que en el caso de los fondos indexados se pueden realizar traspasos entre fondos de inversión –no solo entre indexados- y solo pagar el tributo cuando el dinero es retirado del fondo y pasa a la cuenta corriente,integrando las ganancias patrimoniales en la base imponible del ahorro del IRPF.  Esto es de aplicación para cualquier persona física con residencia fiscal en España que invierta en este tipo de fondos.

La diversificación, una estrategia siempre acertada

Vistas las diferencias entre ambas opciones, ¿cómo saber cuál conviene más? Aparte de la premisa básica de la diversificación dentro de la cartera –que estos productos ofrecen de forma intrínseca-, no hay una respuesta universal y válida para todos los ahorradores o inversores, ya que los perfiles, objetivos o circunstancias son diferentes en cada caso.

De ahí la importancia del asesoramiento como el que ofrece Banca March, basado en primer lugar en el conocimiento del cliente para, a través de esa información previa, ofrecer recomendaciones ajustadas a perfiles y objetivos de inversión.