Los tipos más elevados de los últimos 20 años mantienen el atractivo de la renta fija frente a la variable
Desde hace más de 20 años no se repetía la situación que actualmente vivimos en el mercado, en la que la renta fija supera por atractivo a la renta variable. El escaso potencial de crecimiento que se atisba en el corto y medio plazo para la renta variable, unido a unos tipos de interés en niveles altos, nos hacen girar la vista hacia la renta fija como parte importante de las carteras y como alternativa con mejor relación entre rentabilidad y riesgo.
El panorama económico que se presenta para los próximos meses será de desaceleración, según el análisis del equipo de Estrategia de Banca March recogido en el último House View publicado en octubre. Sin embargo, no se prevé la debacle que supondría una recesión profunda, ya que hay factores que actúan como soporte y que están ayudando a la economía global a mostrarse resiliente, a pesar de los frenos al crecimiento.
En este contexto de desaceleración, la renta variable está experimentando en los últimos meses una corrección, tras un arranque de año positivo que le llevó a máximos en el mes de julio. No obstante, el balance del año continúa siendo positivo.
Para el 2024, en el que ya se habrá producido la parada en las subidas de tipos de interés, se prevé una primera fase inicial de cierta estabilidad que suele ser favorable para las bolsas. Sin embargo, también este periodo inicial es el preludio de una mayor volatilidad, que se producirá con las primeras bajadas de tipos de interés que serán señales, a su vez, de la debilidad de la economía.
Esos episodios de volatilidad y caídas pueden ser buenos momentos para aumentar la exposición en renta variable, pero con cautela y mostrándose exigentes sobre los niveles de entrada. En general, dado que no parece haber mucho recorrido en la mejora de los beneficios empresariales —a pesar de unas previsiones optimistas—, el potencial de crecimiento en la renta variable es limitado, aunque algunos sectores como la tecnología, la salud y el financiero, junto a activos ligados a la transición energética, pueden ser un buen refugio defensivo.
La renta fija, con mejor valoración relativa que la bolsa
En este momento se está produciendo en los mercados una situación que no se veía desde hace dos décadas, que consiste en que todos los tramos de renta fija ofrecen una rentabilidad a vencimiento que está por encima de las expectativas de inflación para los próximos 12 meses, y con unos tipos de interés en niveles muy elevados.
Dado que el entorno de desaceleración no invita a pensar que la renta variable pueda tener fuertes subidas, la renta fija gana atractivo para los inversores como un complemento clave en las carteras de inversión, al tener actualmente la mejor relación entre valoración y riesgo. En concreto, la rentabilidad exigida a la liquidez y al crédito IG (investment grade) es equivalente a la requerida para las acciones (5%), y además con menor riesgo. Por tanto, el actual momento de fin de subidas de tipos parece buena ocasión para incrementar la exposición a renta fija y elevar la duración de las carteras, como ya venía recomendando el equipo de Estrategia de Banca March desde antes del verano.
Se mantiene la recomendación de favorecer la inversión en bonos de empresas de mayor calidad crediticia. El menor apalancamiento de las empresas, que reduce el riesgo de los efectos de la subida de tipos, y el bajo porcentaje de vencimientos para los próximos meses, son factores que refuerzan la confianza en un buen comportamiento de este tipo de activos, especialmente en ese entorno más complicado hacia el que nos dirigimos.